Apostolado.
La Orden de los Frailes Mínimos por ser una comunidad de carácter conventual y semi-contemplativa, tiene como primer apostolado en dar testimonio de nuestra vida consagrada, sobre todo con la oración y la penitencia. (Constituciones. No. 88)
Ahora, por voluntad expresa del fundador, el Fraile Mínimo, se ha de entregar totalmente a la predicación y el sacerdote también a de consagrarse a la celebración del sacramento de la reconciliación.
Predicación, acogiendo las palabras de Jesús “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la Creación” (Mc 16, 15-16); asumida profundamente por nuestro Santo Padre Fundador, el religioso Mínimo se empeña en proclamar la Palabra de Dios, buscando suscitar la conversión en todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
Sacramento de la reconciliación, el sacerdote Mínimo a través del ministerio de la reconciliación hace a los hombres participes de la salvación obrada en la creación.
Acompañamiento espiritual, como un medio eficaz para ayudar, sostener y revitalizar el caminar del creyente que va al encuentro del Señor.
El Fraile Mínimo esta al “…servicio de Cristo y de su Iglesia, intentando ser lo más fiel posible al propio carisma, o sea, dando prioridad al aspecto orante y penitente del Hijo de Dios” (Ratio Institutionis de la Orden de los Mínimos. No. 55)
Estamos llamados a formar comunidades “-orantes y penitentes- en las que la oración y la penitencia evangélica constituyen el núcleo central de su razón de ser” (R.I. No. 57)
La Orden de los Frailes Mínimos, como siempre lo ha hecho esta también atenta a las necesidades de toda la Iglesia, y colabora allí donde lo puede hacer, a través de otras actividades como: parroquias, docencia, capellanías en centros educativos, hospitalarios y carcelarios.